que el problema no es
que haya cambiado aquella
que me enamoró
sino
que siga enamorado
de aquella que trepó
trepó
trepó
y cambió sin mis palabras?
Si ella es hermosa y yo no
la culpa es mía.

Detrás de las letras, hay nada. Todo está después, más acá, o ahora, que ya pasó. ¿Qué nos deja la lírica, las canciones, sus letras: arrullo, grito, caricia? Todo un susurro que no nos deja tal cual éramos. Es una fascinación que no se deja ni se queda, quedando nosotros tocados. Surge algo nuevo desde esas palabras que, rutilante, emerge para irse, como un vuelo vivo, como quien nada en el océano. No hay arriba, abajo, no hay volver atrás en el arte, hay caminos nuevos a crear.
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