Vemos que las pisadas van marcando el camino,
un camino.
El pasto crece menos,
se aclara la senda.
Uno ve el rumbo que ofrece
la tierra
yerta
por pasos de muchos,
de varios,
¿demasiados?
Antepasados han caminado y tantos
nos han dejado
este claro camino yano
por seco.
Queda preguntar
qué sensibilidad prefiere
ese cauce hueco,
esa sed infalible
para los pétalos de de sus pies,
en vez de darles
el jugo de la hierba
sin rumbo fijo.
Marto Antelaf